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Friday, September 03, 2010

¿Quien mató a Franklin Brito?

Creo que es justo que empecemos a hacernos esta pregunta ya que Franklin Brito quien murió de huelga de hambre, finalmente descansa en su lugar de nacimiento. Usted puede leer el editorial del Tal Cual de ayer, por una vez en lectura gratuita por su importancia: ¿Quién mató a Brito?

Teodoro Petkoff no puede dar nombres en su editorial, pero este blog si puede hacerlo.



Hugo Chávez. Porque él es el dueño del circo. ¿Como no podía no saber lo que estaba pasando y sin embargo, dejar que pasen los meses cuando el  podría haber solucionado esto hace meses, o incluso años? Y hasta se le puede condenar por pura negligencia, imperdonable para alguien en su posición, en vista de tal situación. Pero voy más allá: probablemente empujado por sus asesores cubanos que piensan que la muerte de un oponente de vez en cuando es suficiente para intimidar a la gente por un tiempo, enfurecido por la resistencia a la nacionalización de tierras, y aún más enfurecido por los negativos resultados económicos que la destrucción de estas tierras causan al país, Chávez quiso acallar a algunos dejando morir Brito. Si cuestionan mi especulación les invito a recordar el asesinato de Maritza Ron el 16 de agosto de 2004 por un matón chavista perfectamente identificados que no recibió más que un pellizco por su crimen. Ese asesinato ciertamente desanimó protestas mas numerosas originadas por la percepción de fraude electoral. Es la esperanza de Chávez de que el asesinato de Brito ayude a silenciar a algunos.

Elías Jaua. El actual vicepresidente, que sin duda comparten el punto de vista de Chávez. Pero también porque él ha sido ministro de agricultura por largo rato y bien hubiese podido haber resuelto este problema hace mucho tiempo. Él entra en esta lista porque él era el brazo ejecutor de su amo, el responsable intelectual.

Luisa Ortega. La fiscal general de la república, que ya ha sugerido infelizmente limitaciones a derechos humanos, estuvo directamente involucrada en la desaparición de Franklin Brito. Ella fue, en la pura tradición estalinista, quien lo declaró mentalmente incompetente por lo que el gobierno pudo alejarlo de su familia y encerrarlo en el hospital militar donde sus contactos con el mundo exterior eran limitados y su adecuada atención de salud se vio comprometida, tal como ocurría en los hospitales psiquiátricos URSS.

Estos son los tres grandes criminales, pero vienen con unos cómplices menores.

El ejército de Venezuela. Por permitir el uso régimen de lo que antes era un prestigioso hospital para convertirse en la cárcel de Brito hasta que murió de malos tratos.

Gabriela Ramírez. Como Defensora del Pueblo lo mínimo que cabía esperar de ella era una verdadera investigación de la situación. Lo único que vimos de ella es la defensa paso a paso de cualquier acción que el régimen tomó.

Juan Carlos Loyo. Como sucesor del Jaua podía haber aprovechado la ocasión para tomar sobre sí mismo la  solución del asunto de Brito, evitándole la molestia a sus jefes. No sólo no hizo nada por el estilo, pero él ha contribuido activamente a la red de mentiras sobre todo el asunto de Brito.

Y hay un montón de otros personajes, pero estos son los seis nombres que merecen ir a juicio en cualquier tribunal de los derechos humanos. Quiero añadir dos otras partes igualmente culpables si bien no pueden ser llevadas ante la justicia: la OEA y la Cruz Roja Venezolana, cuyo guabineo para enfrentar la situación planteo falsas esperanzas y terminó empeorando las cosas.

Que al gobierno le está perjudicando este asesinato, que de repente se dio cuenta de que no manejó bien el asunto, es obvio para los que tengan ojos que vean. Primero fue el retraso inexcusable de 48 horas antes de que el régimen comente la muerte de Brito. En segundo lugar, la respuesta no tenía sentido, incluía mentiras y estaba destinada claramente a la base dura del chavismo. Es decir, el régimen no hizo ningún esfuerzo para convencer a la gente racional que el tenia argumentos. No tiene sentido pues discutir esa respuesta . En tercer lugar, se ha iniciado una ofensiva "legal" para tratar de voltear la tortilla,  llegando al extremo de anunciar una investigación sobre los parientes de Franklin Brito por haberlo empujado al suicidio. Esta acción de Luisa Ortega por mas despreciable que sea no puede ocultar una gran estupidez: si es que este era el objetivo de la familia Brito (o de cualquier otro grupo para el caso), entonces no era muy eficaz ya que Brito entro y salió de su huelga de hambre varias veces y él régimen se llevó durante el tiempo suficiente para convencerlo de que desista.

Ahora, ademas de asesinar a Franklin Brito, el régimen quiere asesinar su memoria, con los mismos culpables.

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