Del Carmonazo al Descabellomiento

Sinceramente, cada día cuesta más escribir sobre la locura en Venezuela.

Ni siquiera mirando al pasado podemos tener puntos de referencias válidos. Por ejemplo, el último golpe antes del golpe del 9 de enero fue el de Carmona después de anunciar la renuncia aceptada de Chávez en el 2012. En aquel entonces, como todos recordarán, Hugo Chávez mandó a activar al Plan Ávila para matar a los escuálidos que se acercaban a Miraflores. Los militares no quisieron cumplir la orden y por lo tanto o todos renunciaban o renunciaba Chávez, “la cual acepto”. En el desorden que siguió hubo un loco acompañado por otros locos con armas hasta los tucuñeques que se autoproclamó presidente, se juramentó a las pocas horas y salió como corcho al día siguiente. Ni en gaceta oficial salió el nuevo gobierno. La única decisión que logro tomar y no aplicar fue de botar a todos de sus cargos electos.

Durante el Carmonazo no hubo tiempo ni de poner a alguien preso. Es más, los únicos que estuvieron en una situación apretada fueron rescatados por los muchachos de Primero Justicia, algo que nunca se les perdonó. Menos perdonaron los de la embajada del dueño colonial que se hubiese ido en llamas si no fuese porque los revoltosos no quisieron quemar a su alcalde también adentro. Nunca sabremos a que extremos hubiese llegado la tiranía carmonista aunque recordamos que en la juramentación juraron no quedarse más de 6 meses de ministros y de auto prohibirse presentarse en cualquier elección en el 2002.

Desde aquel entonces el chavismo ha ido de una violación constitucional a otra y, seamos francos, han hecho mucho peor en términos dictatoriales de lo que el pobre Carmona pensaba hacer, por lo cual pasará a la historia como doble soquete, por golpista de poca monta y por falta de creatividad. Pero el 9 de enero de 2012, con la sentencia del TSJ sobre esos menesteres de buen gobierno y continuidad administrativa hemos entrado de frente en la dictadura, con gaceta oficial legalizante, firmas forjadas super legales, y amenazas de poner tuti li mundi y su hermano preso. Hasta la autocracia abusiva del propio Chávez se quedó corta en pocas semanas de inmadurocracia.

Pero esta nueva dictadura tiene rasgos extraños. Primero, la capital está en otro país, con cartero presidencial y todo. Segundo, no se decide nada que no sea poner presos a los disidentes. Tercero tenemos un presidente heredero y otro que se lo cree. Cuarto, el país se está derrumbando y nadie se da por enterado. Y quinto, y sexto y más, todos de igual importancia que nos dejan estupefactos. En otras palabras tenemos un país que está, literalmente, en una situación descabellada. Son tantas las mentiras consecutivas, son tantos los insultos desde la vice presidencia o la presidencia de la asamblea, es tanto el despelote criminal y la violencia larval que propongo como nombre provisional para está dictadura del siglo XXI el “descabellomiento”, en honor al tipo que en verdad está en el medio de este descalabro mayor.

NOTA: reconozco que El Descabellomiento no es muy contundente como nombre para está época aciaga. Pero ni se me ocurre algo mejor, ni se lo merecen. Hay un  "runner up": el Inmadurato. Si se les ocurre algo mejor, escribanlo en los comentarios, sabré agredecerlo.