Mas allá de
la noticia siempre tenemos que estar pendiente de lo que representa en verdad.
Por ejemplo, la multa que el Tribunal Supremo le impuso a Henrique Capriles en
si es un escándalo, un irrespeto a los derechos humanos, y hasta un error ya
que es fácil de pagar y le renueva su aura de mártir, dándole por lo menos un
par de punto extras en las encuestas. Entonces, ¿Por qué lo hicieron?
Es verdad que el objetivo de una dictadura, cualquiera sea su forma, es eliminar los “enemigos” políticos, los que pueden crear una amenaza al disfrute de los privilegios de los encumbrados. Pero el discurso de Gladys Gutiérrez ayer también revelo el estado anímico de un régimen enceguecido por la soberbia. Ya no se puede criticar a las decisiones del TSJ porque es lo mismo que insultar, denigrar al tal TSJ. O sea, para los que no lo entiendan claro, el TSJ se siente menospreciado, humillado, disminuido sin darse cuenta que su propio envilecimiento es la causa de ello. Imagínense, no son capaces entra la treintena conseguir aunque sea uno que se sacrifique para salvar su voto, para hacer creer que hubo un debate, una sabia discusión del tema. En países democráticos las decisiones unánimes de los altos tribunales no son la regla, sino la excepción.
Todos sabemos
por supuesto que Gladys Gutiérrez fue puesta allí para firmar las decisiones
que se toman en otro sitio, y que tal vez le consulten. De los 30 no hay 3 que hayan llegado al TSJ
por mérito académico o profesional comprobados. El más criticado de la corte
suprema de los EE.UU., el silente Clarence Thomas, sería un lujo en el TSJ.
Pero Gladys
es une digna representante de la función pública de hoy. Vaya usted a hacer
diligencias en la burocracia venezolana y prepárese a enfrentar muros de
arrogancia. Vean por ejemplo como se trata a los trabajadores en las Inspectorías
o en el INPSASEL, ese mamotreto de la seguridad laboral que obliga a los
trabajadores a perder un día de su vida cada mes para nada, para firmarles un reporte
que nadie nunca leerá. Y menciono estos dos porque por lo menos allí usted se
encontrará cara a cara con un funcionario en algún momento: en otros sitios no,
nunca. No hay ni siquiera donde reclamar el mal servicio. ¿La Defensoría del
Pueblo? Bien, gracias, le manda saludos.
Después de
14 años, por lo menos 10 de ellos formados por cubanos, hemos llegado a crear
una casta de funcionarios arrogantes, que no toleran la más mínima crítica,
porque si fuesen a enfrentar la crítica se derrumbarían. Pocos de ellos tienen méritos
para los puestos que ocupan, casi todos lo son por lealtad pretendida a un régimen
que con el paso del tiempo se convierte en lealtad automática, casi animal, perruna.
Esto es lo que está pasando en Venezuela, con 14 años de chavismo solo nos
quedan las emociones y reflejos de la naturaleza primitiva. En el TSJ ahora gruñen
como perro que está comiendo si se les acerca cualquier sombra.
Lo que
exacerba y expone el problema es la deslegitimación
de Maduro, y su obvia incapacidad en resolver los problemas del país. El TÚ Nicolás
está poniendo a carne viva la complicidad e incompetencia de los millones y
millonas que lo sirven y que se dan cuenta que corren el riesgo de hundirse con
él. Por lo tanto, por reflejo de supervivencia animal, multan a Capriles
pensando salvar a Maduro. Ellos necesitan un pararrayos para protegerlos de su incompetencia.
Chávez fue un pararrayos extraordinario, Maduro no lo es ni lo será. Ni ninguno
de ellos.
Tal como describes a Maduro...
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