Estos años
revolucionarios han re-energizado una
costumbre política nuestra: el salto de talanquera. Pero para poder hablar con
propiedad veamos primero lo que implica la expresión “saltar la talanquera”.
En ningún
caso, esta expresión campesina, se puede traducir con una marca de poder, o de
autodeterminación. Por definición, el potro o novillo que salta la talanquera
lo hace para salir del pasto de su dueño al pasto de otro dueño. La talanquera se salta para escapar o para
mejorar, pero nunca para liberarse. La talanquera que se ha de brincar para
liberarse da a un rio profundo, a una selva oscura, a un páramo frio, a un mundo
de incógnitas. La talanquera que separa de la otra hacienda revela mejores
pastos, o esconde los látigos.
Por lo
tanto el que salta la talanquera nunca ha de ser admirado, a menos que la
talanquera mire al vacío. Y pocos lo han hecho porque pocos están dispuestos a
arriesgarlo todo por la libertad, a aceptar que fuera del corral existe el
riesgo de nunca más tener seguridad. Mejor saltarla al vecino, porque otro tipo
de seguridad habrá y algo de comida se tendrá. Y ¿Quién quita? podré saltar atrás
tal vez.
Hablemos
ahora de los saltos recientes.
Existe un
salto de talanquera más bien admirable, el que hizo gente como Ismael García. Él,
como Falcón, dejaron al chavismo sin ninguna garantía de ser recibidos en
ninguna parte, sin ninguna protección en contra del látigo del amo. Lo poco que
tenían de capital político lo arriesgaron, y mucho perdieron. Si, terminaron en
la hacienda de al lado, pero entraron por el portón, no brincando, no como
becerros arriados.
Pero a
parte de estos saltos, los otros han sido, digámoslo sin pena, más bien
despreciables.
Hay una
cierta variedad, un grado diferente de desprecio a calificarlos. Por ejemplo
cuando los artistas lo hacen nos demuestran más bien que un artista nunca se
debería meter en política porque de eso ni saben ni entienden. Siempre se ve lo
feo primero: lo que más buscan los faranduleros es adulación y plata. Además
nunca los artistas de alto nivel saltan talanqueras. Los que la saltan son
payasos interesados, o frustrados. Y es peor cuando dicen que en realidad
siempre fueron chavistas pero que se tardaron una década en darse cuenta de ese
defecto. Supongo que podemos conseguir algo de misericordia para ellos ya que
un artista, casi por definición, no tiene una buena relación con la realidad.
Pero hay
otros saltos que no tienen perdón, aunque sean en el fondo inocuos. Es el de
los políticos que en 99% de los casos saltan la talanquera porque su
mediocridad no les da vida en su hacienda. Si, existe un escaso 1% de políticos
que aceptan ser ministros de un presidente de la otra hacienda. Pero en general
hay razones de peso, y hasta la aprobación del ganado.
Dividamos
en dos estos casos, los ridículos y los penosos.
En el
ridículo tenemos por ejemplo a William Ojeda y a un tal Paraqueima de
Anzoátegui. Lo ridículo es que ellos son esos que saltan y resaltan la
talanquera, demostrando su absoluta falta de carácter, ética, inteligencia,
pero si precisando su sobresalido ego y ambición. Hoy en día, ni los chavistas
algo agradecidos por la voltereta les gusta retratarse con ellos.
En el grupo
de los penosos tenemos el recién y patético ejemplo de Ricardo Sánchez. El tendrá sus razones pero aparece no
solamente como un malagradecido sino también como un idiota.
Malagradecido
porque fue un dirigente estudiantil no muy dotado comparado a otros que si
están subiendo escalafones sólidos en la oposición. A Ricardo Sánchez le dieron
todos los chances y los desaprovechó todos. Él fue el único a quien le
permitieron ser diputado suplente sin merecerlo cuando a otros dirigentes se
les negó la opción.
Idiota
porque si ese niño tuviese inteligencia política en verdad, siendo el suplente
por Baruta JAMÁS se hubiese expuesto a ese bochorno. ¿Cómo puede ese ingenuo
pretender que todavía representa algo en Baruta, que de paso, siempre voto por
Capriles masivamente? ¿En verdad se paseará por la idea que hay baruteños
agradecidos por lo que hizo? Por lo
menos Ojeda en Sucre puede todavía pretender a algo de representatividad,
quedan chavistas allí. Yo apuesto ahora con quien sea que cualquier elección de Baruta donde
Sánchez se atreva a presentarse no
sacará 10%. Ni Las Minas de Baruta votarán por él.
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