Yo no voy a celebrar el primer
aniversario desde que Chávez estiro la pata. Realmente deseo que él estuviese
vivo y tuviese que lidiar con el desastre que ha dejado atrás, uno de los
mayores fraudes históricos que se han perpetrado y que se demostrará una vez
que podemos hurgar libremente en lo que ocurrió desde 1992, e incluso antes.
Hugo Chávez ha sido un fraude a lo
largo de su vida. El único misterio es ¿cómo es que tantas personas cayeron en
sus trampas durante tantos años? Son pocos los que, como su servidor, nunca se
creyeron el cuento, aunque reconozco que por un tiempo en 1999 y principios del
2000, pensé que no era tan malo como en realidad lo era, que su maldad era
agravada por las manipulaciones de las dos viejas alcahuetes de Miquelena y
Rangel. Pero a mediadoChávez : un fraude sin fins del 2000, ya estaba convencido de que Chávez era la
peor maldición que jamás hubiese golpeado al país nacional, sólo superada, tal
vez, por Boves. En cierto modo las dos viejas arpías fue el único fraude con el
Chávez logró medio engañarme.
No digan que estoy hablando mal de los muertos: Escribí suficientemente
mal de Hugo cuando estaba vivo así que tengo la moral para exigir que no me endilgue
de ese pecado.
Chávez era un fraude antes del 1992
porque era un militar traidor a su juramento que tramaba por la desaparición de
la democracia. Ojo, no la desaparición de AD o COPEI, la desaparición de la
democracia, no se confundan.
Chávez fue un fraude en 1992 porque
fracasó miserablemente en su parte del golpe de Estado y abandonó a su suerte a
los que sí tuvieron éxito en su misión. Fue doblemente un fraude con ellos, porque
no tuvo reparos en ser el centro de atención a pesar de fracasar en lo que era,
posiblemente, la parte más fácil del golpe.
Él fue un fraude entre 1992 y 1998,
ya que después de abrazar una actitud de abstención y un enfoque nacionalista
se pasó como un vulgar oportunista a las ideas de la izquierda y decidió participar en las elecciones que ganó con pretextos
falsos. Pero esa no sería la única vez que se presentaría a elecciones bajo
falsos pretextos.
Él fue un fraude cuando hizo redactar
una nueva constitución con una Asamblea Constituyente que excluía el 40 % del
país de sus debates. No es que importara mucho, porque también fue un fraude
con sus propios seguidores ya que al final fue él quien en la práctica escribió
los artículos de la Constitución que realmente le importaban. Y él fue el mayor
fraude de su propia constitución ya que comenzó a violarla a los pocos días de
su aprobación cuando se agarró el control del Poder Judicial.
Él fue un fraude con sus aliados
políticos al descartarlos según su conveniencia, para volverlos a llamar a
veces ya totalmente humillados y corrompidos. Él fue un fraude con quienes lo hicieron
elegir al abandonarlos electoralmente tan pronto como pudo, o simplemente
abandonarlos por completo tan pronto fue posible. La corte que lo rodeaba en su
último año tenía muy, muy poco del séquito que lo llevó al poder en 1999, tan
despiadado fue él con aquellos a quienes debía favores.
Él fue un fraude a la prosperidad del
país al ofrecer uno y otro modelo, cuando en realidad lo único que siempre hizo
fue sacar del camino a quien o que pudiera tener la más mínima oportunidad de
generar sombra alguna sobre él. Fue por lo tanto un fraude ideológico, porque
lo único que le preocupó fue la creación de lealtad incondicional, perruna, hacia
su persona, siendo la coherencia ideológica la menor de sus preocupaciones.
Él fue un fraude democrático, porque
sus discursos sobre la democracia eran huecos, sin substancia, cuando en
realidad él siempre estuvo tratando de crear una corporación donde sus siervos
serían los únicos que tendrían acceso a la riqueza y el poder, pero no mediante
la creación de nuevas posibilidades, sino a través de la destrucción de lo que
estaba en el camino. El robo se convirtió en política de estado.
Todas sus promesas eran un fraude,
porque al final nos hemos convertido en una sociedad más dividida, una sociedad
más dependiente, una sociedad menos creativa, una sociedad más pobre. Y una
sociedad moralmente miserable.
Pero se reservó sus dos mayores
fraudes para el final.
Uno de ellos fue que pasando por
nacionalista, no tuvo reparos en entregar el mando del país a una potencia
colonial que era de calidad muy inferior a la víctima colonizada.
El otro fue participar en la campaña
para su reelección en el 2012 a sabiendas de que iba a morir en cuestión de
meses de la votación. Para asegurarse de que una vez más una elección bajo
motivaciones falsas podría llevarse a cabo exitosamente, decidió a finales del
2010 destruir la independencia económica del país, comenzando con la
destrucción del parlamento y terminando hipotecando al país.
Hoy, 365 días después de su muerte
oficial, el fraude de la fecha su muerte real fue perpetrado por otros, estamos
pagando el precio al tener un país en bancarrota, desgarrado por una terrible
división fraternal, mientras los narcotraficantes y funcionarios corruptos
hacen lo imposible para conservar la nimia protección que el poder pueda
ofrecerles. En cierto modo, incluso después de su muerte, Chávez sigue
cometiendo fraude en contra de nosotros. Él nos prometió un liderazgo sólido para
su reemplazo, pero ese liderazgo resultó tan paupérrimo que ya reveló antes de
su muerte oficial ser moralmente corrupto, ser un grupo de violadores de la
Constitución hoy convertido en dictadores asesinos.
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Adaptado de original en inglés con la ayuda de PO-
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